viernes, 31 de octubre de 2014

La música de tu vida

¿Quien alguna vez no ha recordado un momento de su vida al escuchar una determinada canción? ¿Quien no ha podido evitar echar la vista atrás al oír los acordes de una melodía? No hay duda, nuestra propia vida tiene su propia banda sonora porque cada momento destacado viene acompañado de una canción. Unas canciones que de manera irremediable nos retrotraen a tiempos mejores -o no tanto-, al pasado. Pero todo esto tiene un matiz: la percepción que da el paso de los años y el peso de la experiencia vivida son capaces de hacernos modificar ese sentir con el transcurrir de los años, ese "revival" que producen las canciones que trufan los momentos más destacados de nuestra vida.

Por todo lo expuesto, pienso hacer en este post un pequeño recorrido sonoro por una parte de mis 36 años de existencia. Serán sólo 5 ejemplos, y además puede que en algunos casos no los más significativos. Pero me apetecía y estoy aquí para compartirlo con quienes osan leerme.


Empezamos en 1993. Se acerca el final de las vacaciones. Unas vacaciones en bicicleta, diría yo, por viñedos, pueblos y carreteras. Había descubierto el gusto por andar en bici. Y por entonces sonaba algo como esto y que olía a exitazo musical. El tiempo se encargaría de confirmarlo.



1997. La Universidad me abrió los ojos. Todo me parecía una novedad. Nuevas compañías, una ciudad por descubrir y los sentimientos a flor de piel. De la dupla 97-98, mi primer curso en la facultad, es difícil quedarme con una sola canción, pero Torn sin ninguna duda estuvo siempre presente en aquel mágico año.



Primavera del 2002. Al contrario que con la canción anterior ésta me acerca al crepúsculo de mis años universitarios. Praga es el entorno al que me dirige. Gran viaje de fin de carrera. E irrepetible. 



El verano de 2005 supuso la llegada de mi primer contrato de trabajo. Vino a la par que un momento crucial y de profunda reflexión, pues sólo un par de meses después tomé la decisión de preparar las maletas e iniciar otro periplo vital lejos del hogar. Sonaba a todas horas esta estupenda canción de "Amaral", para mí una de las mejores del reciente pop español. El videoclip la hace justicia (no como a la canción de Anastacia).



Y para acabar este pequeño recorrido tan personal nos vamos a 2009. Lady Gaga (con filete como sobrero o sin él) supuso todo un pelotazo y hacía ya por entonces de las suyas con su estética y su electrónica rompedora. Por mi parte, un verano de dos tocaba a su fin. ¿Sería premonitoria esta canción de lo que iba a pasar en aquellas fechas? A mí aún Bad Romance me dice algo.


sábado, 23 de agosto de 2014

Nadies

Dicen que el verano produce atontamiento y hay días que con tanto calor no es para menos. Pero si hay un electrodoméstico que todos tengamos por casa que sufra de un atontamiento especial ese no es otro que la caja tonta, la tele.

La tele, ya tonta de por sí, está repleta de tontos y de atontaos, o de zumbaos, por eso de no repetirnos tonto -digo tanto-. Es encenderla y empezar a zapear sin acabar en ningún destino. O películas repetidas de dudosa calidad, o programas mil veces emitidos con sus correspondientes superbloques de publicidad... Eso es todo lo que ofrece en verano y en no verano.

Pero si hay espacios que por tonillo dan verdaderas nauseas -y no me refiero a las noticias de Deporte de Antena3, con ese soniquete que busca siempre el pareado o la redondilla- esos son los programas del corazón. Es digno de estudio la cantidad de público que pueden llegar a congregar esos rondos de tertulianos sibilinos que pueblan los programas de la tarde y a veces de la noche. Con ganas demuestran la vena más rastrera, cotilla y malintencionada de nuestra realidad social. Y parece que la cosa gusta, y mucho...

Luego está la cadena pública que trata de hablarte del famoseo (esta palabra es muy genérica y está muy distorsionada) imperante en nuestro país y parte del extranjero. Que España es un país de modelos, toreros y futbolistas no es descubrir la pólvora ni la fórmula de la bebida más popular del mundo, pero el trío que pueden llegar a montar estos tres elementos es de aúpa. Ahora bien, la cosa no se queda ahí tampoco.

La moda ya es ser HIJO Ó HIJA DE. Cuanto más inútil e inmaduro eres más cancha tienes en este tipo de programas y en la prensa rosa (o amarilla). Los hijos de la Pantoja o los adoptados por la más grande y el descerebrado de Ortega Cano son unas piezas de mucho cuidao, casi igual o más que los padres. Eso si que es tener la vida resuelta montando el numerito o haciendo declaraciones apresuradas sabiendo que siempre va a haber una cámara y su correspondiente alcachofa delante. Porque este es el tipo de famoseo que nos mola. ¿Y qué me decís del percal que te lo cuenta? Si es que parece que fuera la cosa más importante del mundo... Tan blancos quieren  aparentar que resultan transparentemente estúpidos este tipo de programas del corazón de TVE.


Así que lo dicho, un país de eternos cotillas este, oiga. María Isabel, Paquirrín, Gloria Camila, José Fernando, nombres todos tan relevantes para quitar de la parrilla televisiva cosas muchísimo menos interesantes. Pero vamos, es lo que hay y parece que también lo que se pide. Ya se sabe que el share  manda, y no poco precisamente. Feliz estío.


jueves, 5 de junio de 2014

La abdicación, una cuestión de vida o muerte

Anda todo el mundo revolucionado estos días. Y es que en España no nos habíamos visto en otra igual desde hacía como 150 años. Aquella vez se produjo la última abdicación de un monarca reinante en nuestro país; el "honor" recayó en Amadeo de Saboya, aquel duque piamontés que sin apoyos e incapaz de apaciguar a un país convulso decidió renunciar a su cargo y regresar con precipitación a Italia mientras se proclamaba aquí la Iª República.

El lunes pasado muchos se levantaron con la noticia de la abdicación de Juan Carlos I y desde ese momento se sucedieron las especulaciones acerca de los motivos que le han llevado a tomar tal decisión. Habría que advertir primeramente que la abdicación de un monarca es un hecho poco frecuente en nuestra historia, pues no es nada habitual que un monarca "lo deje" antes de morir, así que la sorpresa fue la reacción principal entre el ciudadano de a pie.

Presumiblemente cierta incapacidad física debido a las numerosas operaciones de estos últimos años y, en especial, el hundimiento de la popularidad de la institución monárquica, han sido los dos motivos fundamentales para proceder a la abdicación. Pero, ¿hay algún otro motivo que nos estamos perdiendo? ¿algún elemento que ha precipitado los acontecimientos? Si lo hay, supongo que acabaremos por enterarnos antes o después. Pero en el discurso del monarca que siguió al anuncio de Rajoy se esgrime como la clave "la necesidad de dar paso a otra generación más acorde con los tiempos que estamos viviendo". Y puede que esa sea otra razón de peso.

El príncipe Felipe se nos presenta como un individuo muy preparado, con una ya dilatada experiencia como representante de su padre y gran conocedor de los problemas que atañen a la sociedad del s.XXI. Un hombre moderno e inteligente del que aún está por ver los cambios que pueda dar a la institución que está a punto de liderar. Personalmente no espero demasiados, pero creo que puede venir bien una cara fresca y popular ante los escándalos que han salpicado a la Familia Real el último lustro y que todos de sobra conocemos. El rey no estaba del todo limpio de culpa y especialmente el affaire Urdangarín ha sumido a la Corona en un desprestigio que ha contribuído sobremanera a avivar la desconfianza y las voces que proclaman un cambio de régimen. De cualquier forma, espero que este relevo no sirva como estrategia para taponar definitivamente todo el escándalo que atañe a los duques de Palma, del cual no se sabe a ciencia cierta la influencia que ha podido tener la figura de D. Juan Carlos como posibilitador de los negocios de Iñaqui Urdangarín. Yo no confío mucho en la Justicia, pero espero y deseo que este acontecimiento no influya para nada en la tramitación del proceso judicial.

¿Y ahora qué? En condiciones normales y pese a todo lo poco democrático que resulta que la jefatura del Estado se transmita por herencia, la transición debe ser tranquila. Pero en la España del 2014 hay tantos problemas que la propia Monarquía está siendo mirada con lupa, ahora ya más cuestionada que nunca. No creo que unas elecciones europeas con un incipiente repunte de partidos más a la izquierda que el Socialismo sean un argumento sólido para pedir un Referéndum, así como tampoco la alusión a un posible final del Bipartidismo, sostén como pocos de la figura del soberano (aunque no sólo el clan PP-PSOE apoya la Monarquía).

No veo racional tampoco juntar peras con manzanas en esta cuestión y puede que la forma que queremos dar a la Jefatura del Estado no sea algo tan importante como los muchos problemas y necesidades que tiene nuestro país y que le han hecho bajar unos cuantos escalones en el termómetro del bienestar social y del desarrollo. Eso sí que es primordial, eso sí que merece la máxima atención. Pero dedicarnos ahora a santificar la figura de un monarca es tan injusto como demonizarla y creo que hace falta algo de sosiego a la hora de valorarla en su justa medida.

Sacar a relucir el debate Monarquía vs República puede que no sea lo más apropiado en estos momentos. A modo de apunte contamos con el detalle de que la clase política está enormemente desprestigiada y mucha gente no quiere que ahora mismo otro político se haga cargo de la misma. ¿Sería Aznar, sería González, sería Zapatero? Tampoco iba a cambiar mucho la cosa y no tenemos que olvidar que la figura de un pte. del Estado tiene fundamentalmente una función moderadora.

No sé hasta qué punto debemos cuestionarnos la institución monárquica, que fue sancionada por la Constitución. Se oye decir que mucha gente no la quiere porque no la votó, que las nuevas generaciones no votaron la Constitución del 78. ¿Pero debemos someter a votación una ley tan fundamental con el paso de una generación a otra? Si nos ponemos así entonces igual deberíamos cuestionar otras cosas que refleja la Carta Magna. ¿O más democrático es que se sancionen unos fueros territoriales en un país donde supuestamente todos somos iguales, aludiendo exclusivamente a determinantes históricos? La Monarquía no es lo único que desprende olor a naftalina en nuestra Constitución y parece que de esas otras cosas se pasa un poco por alto. Espero haberme explicado bien...

El Parlamento no puede aferrarse con cerrazón a no introducir mejoras dentro de la Constitución del 78. Ésta no puede convertirse en un elemento inerte y desfasado ajeno al correr de los tiempos, por supuesto que no. Pero igual habría que abogar por no olvidar que aquella Constitución que a veces tanto se cuestiona y todo el estado de Derecho español fueron fruto de un trabajado consenso, de sacrificio por parte de la mayoría de fuerzas políticas y sociales de este país. No podemos olvidar de dónde venimos y todos los obstáculos que tuvo la nación durante décadas para llegar a ser lo que es hoy. Todo el mundo tuvo que ceder (unos más que otros, bien es cierto), pero no podemos obviar que lo que nos separa no es más que lo que nos une. No me gusta la jacobinización de cierta parte de la sociedad, tampoco el arribismo de otra, pero no debemos perder nunca la perspectiva del tiempo. España pasó una Guerra Civil y décadas de oscura Dictadura, incluso antes infinidad de momentos de desencuentro e inestabilidad política y social como para ahora enredarnos en descalificaciones y pensar solamente que cada parte tiene la verdad absoluta en cuanto a este tema.

La Corona, con el nuevo rey a la cabeza, necesitará imperiosamente modernizarse en aras de la claridad y la transparencia. Ponerse al nivel de las que hay en el norte de Europa donde esta institución está completamente controlada por el Estado. El ciudadano necesita saber a qué se destina su dinero. Todo lo contrario, y más ahora con el caso Noos, supondrá socavar su tumba. Esa es la única solución que tiene Felipe ante el clima de crispación general en el que se haya el país. Y a buen seguro no le va a quedar otra opción.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Ciudad ladrona de recuerdos

A veces me cuesta ponerme a escribir. Lo sé. Pero es que casi nunca uno se da por inspirado y para escribir y escribir pero no decir nada mejor dejarlo como está, ¿no es cierto?

El caso es que estos últimos días se ha cumplido el décimo aniversario del atentado terrorista de Madrid. Un acontecimiento dramático el de los trenes de la muerte que convulsionó a toda España. Los medios de comunicación nos atiborraron aquellos días con imágenes impactantes y testimonios desoladores de gente que lo vivió en primera o tercera persona. El 11M  ha quedado grabado en la memoria de los españoles de manera perdurable. Pero, ¿dónde estaba yo por aquel entonces? Pues esa es la primera imagen que me viene a la cabeza al recordar aquel fatídico jueves.

En marzo de 2004 acababa de hacer el C.A.P. y seguía en Valladolid, por entonces compartiendo piso en el barrio de La Pilarica, al otro lado de las vías del tren. Estaba desayunando cuando me enteré de aquella desagradable noticia, al principio sin saber qué estaba ocurriendo en realidad, un poco perplejo como la mayoría de la gente. Me disponía, recuerdo, a marchar unos días a Aranda. Iba a coger el bus esa mañana, pero apenas pude comentar lo ocurrido con nadie debido a las prisas, supongo.

Aquel mes de marzo iba a suponer el final de mi estancia en la ciudad de Valladolid. Sería volver en unos días y entregar las llaves del piso porque no había razón alguna que me retuviera a orillas del Pisuerga (bueno, del Esgueva en aquel caso). Terminado aquel C.A.P. tan descafeinado, y sin otro motivo aparente, mi etapa vallisoletana tocaba de manera definitiva a su fin. Ahora se abría un nuevo horizonte, un incierto horizonte ya lejos de la "comodidad" propia del joven estudiante de universidad. Las miras las tenía puestas en las oposiciones de Auxiliar de Biblioteca, así que descartada de antemano la opción de ser profesor de Secundaria me había puesto a estudiar concienzudamente para posibles plazas en bibliotecas.

Edificio hco. de la Universidad, tal y como estaba entonces
Siempre he considerado mi etapa de universitario la más significativa de mi vida. Y no lo digo por todo lo que aprendí -y que ya hace tiempo que empecé a olvidar, claro- sino por todo lo que supuso, básicamente el florecimiento de mi independencia personal, aunque fueran mis papis quienes sufragaban aquella pseudoindependencia. Y pese a que reconozco que no la aproveché todo lo que debiera (a buenas horas mangas verdes...) me cambió mucho la mentalidad y me dio la oportunidad de conocer gente de mi edad en aquel entorno, gente de la que por mucho que pase el tiempo aún sigues acordándote. Una etapa que significó un punto y aparte y que logró dar carpetazo a la adolescencia.

Valladolid fueron 6 años y medio de ligazón a un entorno distinto al de Aranda con el que crecí, de descubrimiento de una ciudad que me encanta desde aquellos primeros días de universidad. De aquella época aún perduran amistades y sobre todo infinidad de recuerdos, la gran mayoría muy buenos o excelentes. Todos ellos reflejan la comodidad del día a día, de la despreocupación ante un futuro laboral que no me planteaba cercano. Lo importante era ir aprobando asignaturas, pero el mundo del trabajo no lo veía como demasiado próximo. Un mundo ciertamente idílico que reflejó una pizca de inmadurez y también de ingenuidad (siempre he tendido a ser un poco ingenuo, es uno de mis defectos), pero que como todas las etapas de la vida tenía que llegar a su fin antes o después. Pude dar cierta continuidad a todo aquello si realmente hubiera apostado por buscar un trabajo rápido en lugar de dedicarme en cuerpo y alma a opositar, pero año y medio después del final de la experiencia vallisoletana elegí otros caminos.

A estas alturas de mi vida y cuando el vértigo de la edad empieza a asomar, siento que esa época pucelana no tiene la puerta del todo cerrada. Siempre me negué a pensar que sólo Valladolid podía significar el pasado y juro que cada vez que la vuelvo a pisar me dan ganas de dejarlo todo por sentirme de nuevo como en casa. A veces en mi pensamiento miro por una ventanita y recorro aquellos rincones que quedaron grabados en mi memoria, es más, inconscientemente lo hago. Resulta todo muy curioso.

Seguro que cualquier persona un poco cuerda me soltará aquello de que el pasado es el pasado y mejor no removerlo, que hay que mirar sólo al futuro y demás. Lo sé, no soy tan tonto de no entenderlo. Pero muchas veces echo de menos aquello precisamente, el sentirme como en casa. Los recuerdos cada año son más vagos y muchas veces no asocio las caras a los nombres o no me acuerdo de anécdotas cada vez con más frecuencia. Tampoco me acabo de convencer de que Valladolid sea ya sólo el pasado, seguramente porque conscientemente no lo quiero. Pero es pasar junto a los leones de la vieja Universidad o atravesar la zona del Cuadro -donde viví en mi 2º año de carrera-, por poner solo unos ejemplos, y no puedo evitar la nostalgia.

La grabación de dos cortos, las merendolas que me pegaba en mi apartamento en aquellos descansos vespertinos con mi amigo Braulio, las sesiones de cine, las caminatas por Valladolid, las visitas a la biblioteca de S.Nicolás, los novillos del 1er año para ir a jugar a la máquina de fútbol o al futbolín, el sol del atardecer, los madrugones para ir al servicio de internet de la Residencia Alfonso VIII, las cenas con los de clase o con los compañeros del viaje de Fin de Carrera... Son sólo ejemplos de grandes momentos que uno lleva en la mochila atiborrada de la experiencia. Una época dulce pero cada día más distante en el tiempo.

Hace mucho que creé este blog tan personal y hasta ahora no había dedicado una palabras aunque fueran tan torpes a Valladolid. No merecía la espera, lo entiendo. Cuando a veces las circunstancias de la vida no te llevan por el camino de la plenitud personal es normal que uno mire hacia atrás y contemple el pasado. Una mirada condescendiente a una época dorada. Supongo que es normal verla como algo idílico cuando ya te hayas metido en el mundo de las responsabilidades, en el mundo de los adultos, donde las prioridades se hacen norma.

Pero Valladolid es una ciudad en continua transformación. Está cambiando bastante y cuando paso por allí me doy cuenta. También falta la gente, en su mayoría. Así que ya nada es como era entonces ni lo volverá a ser nunca jamás. Puede que añorar el pasado sea como correr tras el viento. Pero la verdad es que la felicidad siempre viaja de incógnito; y sólo después que ha pasado, sabemos de ella.







viernes, 28 de febrero de 2014

Los Oscar 2014: predicciones


Se encienden los focos y el mundo del cine mira a Hollywood. La madrugada del domingo al lunes se entregan un año más los premios Óscar. Una edición ésta en la que hay un puñado de buenas películas en competición y también algunos olvidos (como "Rush", de Ron Howard). Una amalgama de jóvenes actores junto a otros veteranos y reputados directores junto a aquellos que tratan de hacerse un hueco en la clase noble del cine norteamericano se disputan las preciadas estatuíllas doradas.

Se espera alguna palabra de homenaje al gran Philip Seymour Hoffman, fallecido muy recientemente. Y sobre todo una lucha casi titánica entre las dos grandes favoritas del año: la sensación revolucionaria y taquillera (pero de calidad) y la película que desde un inicio todos señalaban como la rival a batir. "Gravity" y "12 años de esclavitud" se ven las caras en una batalla final que corone a la gran triunfadora de esta edición. "Nebraska", "Her" o "La gran estafa americana" son este año las damas de honor, asistentes a una fiesta de la que perfectamente pueden salir sin un mísero premio.

"Gravity" ha sido la película de referencia de la segunda mitad del año. La aventura espacial de Sandra Bullock y George Clooney -aunque el soltero de oro en plan robaescenas- ha tenido críticas excelentes y un funcionamiento en taquilla estupendo con su muy justificado 3D. Una peli para ver con las gafas puestas y sentir el desasosiego que produce la quietud y la soledad a miles de kilómetros sobre el planeta. Por su parte, "12 años de esclavitud" se erige como una obra maestra del cine reciente. Una cinta la de Steve McQueen sobria pero portentosa acerca de la pérdida de la libertad y el tesón de un hombre por volver junto a su familia; un retrato de la condición humana de reconocida complejidad que ha acaparado buena parte de los premios de la industria y de la crítica (incluyendo Globos de Oro, Bafta y Gremio de Productores). Apostar por "12 años de esclavitud" es apostar a caballo ganador, pero bien es cierto que más allá del premio gordo y del de guión adaptado no es favorito en muchos más aspectos, lo cual no es bueno. En mi caso, y gustos a parte, me mojo por esta última.

A destacar, pero siempre en un segundo plano, la 3ª nominación consecutiva en la rama de Mejor Película para una cinta de David O. Russell. Y no solo eso, sino que tal y como sucediera el año pasado con "El lado bueno de las cosas" vuelve a repetir pleno actoral otra vez. Sin duda, el bueno de David debe de tener un excelente enchufe dentro de la Academia y más allá de ser o no un buen director tiene buena mano para elegir a los actores con los que trabaja y moldearlos a su antojo. En cualquier caso, todo indica que las opciones de "La gran estafa americana" llegan un poco infladas a la gran noche, pero podría rascar algo en el apartado interpretativo o en el de guión.

Me gusta mucho el cine de Alexander Payne y me temo pueda decepcionarme un poco ante las grandes críticas que está cosechando con "Nebraska". He leído maravillas de ella, pero como siempre pasa con su cine tiene muchas papeletas para irse de vacío. Ni siquiera es favorito en la rama de guión, así que la cosa pinta más negro que blanco. Pero óscares a parte está claro que muy pocos directores saben captar como Payne la naturaleza compleja del ciudadano común. Por lo demás, destacan las nominaciones de las nuevas cintas de dos "jóvenes" veteranos, Martin Scorsese (postulado como director por "El lobo de Wall Street") y Stephen Frears ("Philomena"), sin visos de llevarse nada a la boca para sus respectivas películas.

En el apartado de director Alfonso Cuarón es el alma máter de la espectacularidad de "Gravity" y a priori el favorito en la categoría. Steve McQueen puede ser visto como un recién llegado, así que hay muy claros visos de que los premios de película y director se dividan, tal y como ocurrió el año pasado. Sería el primer óscar de dirección para un hispanoamericano.

Pasaré ahora a desgranar las ramas de interpretación. Parecen claros los triunfos sólidos e incontestables de Jared Leto (por su transformación física en un transexual enfermo de sida) y Cate Blanchett (por su alabado trabajo de señorona aprovechada venida a menos en "Blue Jasmine"). Las opciones de Michael Fassbender, actor emergente y de gran presencia en pantalla parece que mueren con la nominación. Lo mismo podríamos decir de la veterana Judi Dench. La actriz británica tiene un papel bombón, ideal para coronar una carrera llena de éxitos y reconocimiento los últimos 20 años, pero es que el minirregreso de Cate Blanchett al ruedo de Hollywood ha supuesto la irrupción en la industria de una actriz superlativa y de muchísima elegancia y talento. Cate Blanchett ya puede ir ensayando el discurso (aunque creo que no lo necesita), que a buen seguro será tan inteligente como es ella delante de las cámaras. Ni Miss Gravity ha logrado hacerla sombra a lo largo de la carrera y eso que se marca un papelón importante.

Más dudas me generan las otras dos categorías actorales: Mejor Actor y Mejor Actriz Secundaria. En la primera parece partir con ventaja Matthew McConaughey, ganador del Globo de Oro y el premio del Sindicato de Actores. Papel emocional y de transformación física el suyo que no es más que la constatación de que su carrera ha dado un vuelco total. En dos años lleva unos cuantos papeles que le han reportado prestigio y el de "Dallas Buyers Club" es la afirmación de que apunta muy alto. Lejos parecen quedar ya sus papeles en comedias insustanciales y este parece ser el año de su consagración. Pero ¿la Academia otorgará dos premios interpretativos a una cinta tan pequeña como la de Jean Marc Vallée? De que ha gustado la película en Hollywod no hay duda y las opciones de Leo DiCaprio y Bruce Dern parecen algo lejanas todavía. Sólo el Solomon Northup de Chiwetel Ejiofor podría ser capaz de arrebatarle la estatuílla al ex de Penélope Cruz en la foto finish. De cualquier modo para DiCprio estar en el quinteto final ya es un logro, visto el poco cariño que le tiene la Academia como demuestran algunos imperdonables olvidos estos últimos años.

Y llegamos a la categoría de mayor incertidumbre, la de Actriz Secundaria, propicia para premiar a primerizas y pseudoactrices. Hablar de los casos de Mo'nique o Jennifer Hudson es llevarse las manos a la cabeza y es que este premio es capaz de acabar con tu carrera si es que alguna vez la empezaste. También es categoría propensa para lloros y pataletas de sorpresa, pero argumentos a parte la realidad dice que la cosa puede estar esa noche entre Lupita Nyong'o ("12 años de esclavitud") y la niña mimada de Hollywood, Jennifer Lawrence ("La gran estafa americana"). Entre ellas se reparten los premios previos, pero hay un dato que puede resultar definitivo: la Lawrence lo ganó el año pasado y, como digo, en esta categoría se suele premiar a desconocidas, novatas y frecuentemente mujeres de color por aquello del black power. ¿Tiene entonces vía libre la delicada reina del algodón? Bueno, no está tan claro, podría también haber una tercera vía ante esta tesitura, no sería descartable, pero si gana Lupita que nadie se extrañe pese a que su trabajo en esta película sólo tiene realmente un momento de gloria y su actuación es más mérito del director que de la propia actriz, las cosas como son...

Lo normal es que "12 años de esclavitud" y "Her" sean las ganadoras en las categorías de guión, aunque la alternativa a esta última sería "La gran estafa americana", que así evitaría marcharse del Dolby Theatre de vacío. Por lo demás, el previsible triunfo de la banda sonora de "Gravity" sería el colofón a una noche que se presenta con bastante incertidumbre, pero donde el peso actoral de la cinta sobre la esclavitud rodada por Steve McQueen puede resultar decisivo para su victoria final, tal y como sucedió en 2013 con "Argo". La gran mayoría de los académicos son intérpretes y ellos quieren ver ganar películas donde salen muchos actores, de ahí que "Gravity" lo tenga algo crudo, al igual que pasó hace 4 años con el "Avatar" de James Cameron.

¿Estamos ante la película definitiva sobre la esclavitud? Yo creo que no, sobre todo porque la cinta habla más del hombre que del esclavo pero tratar la historia de EE.UU. siempre es un punto a tu favor para granjearte apoyos en estos premios y no hay duda de que McQueen lo ha hecho bien, muy bien diría yo y este año además la mano larga de los hermanos Weinstein parece haber quedado en las nominaciones. Resulte como resulte la noche, pocos años se puede disfrutar de dos cintas tan referentes como ellas, cada una en su ámbito, y que unánimemente han logrado los parabienes del público y de la crítica desde que se estrenaron en las salas de cine.


MEJOR PELÍCULA (los ganadores en azul)
- Nebraska
- Dallas Buyers Club
- Capitán Phillips
- Her
- 12 años de esclavitud
- La gran estafa americana
- Philomena
- El lobo de Wall Street
- Gravity

MEJOR DIRECTOR
- Steve McQueen (por "12 años de esclavitud")
- Alfonso Cuarón (por "Gravity")
- Martin Scorsese (por "El lobo de Wall Street")
- David. O. Russell (por "La gran estafa americana")
- Alexander Payne (por "Nebraska")

MEJOR ACTOR PROTAGONISTA
- Leonardo DiCaprio (por "El lobo de Wall Street")
- Bruce Dern (por "Nebraska")
- Chiwetel Ejiofor (por "12 años de esclavitud")
- Christian Bale (por "La gran estafa americana")
- Matthew McConaughey (por "Dallas Buyers Club")

MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA
- Sandra Bullock (por "Gravity")
- Judi Dench (por "Philomena")
- Cate Blanchett (por "Blue Jasmine")
- Amy Adams (por "La gran estafa americana")
- Meryl Streep (por "Agosto")

MEJOR ACTOR DE REPARTO
- Jared Leto (por "Dallas Buyers Club")
- Jonah Hill (por "El lobo de Wall Street")
- Barkhad Abdi (por "Capitán Phillips")
- Michael Fassbender (por "12 años de esclavitud")
- Bradley Cooper (por "La gran estafa americana")

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO
- Julia Roberts (por "Agosto")
- Lupita Nyong´o (por "12 años de esclavitud")
- Jennifer Lawrence (por "La gran estafa americana")
- June Squibb (por "Nebraska")
- Sally Hawkins (por "Blue Jasmine")

MEJOR GUIÓN ORIGINAL
- David O. Russell y Eric Singer (por "La gran estafa americana")
- Woody Allen (por "Blue Jasmine")
- Craig Borten y Melisa Wallack (por "Dallas Buyers Club")
- Spike Jonze (por "Her")
- Bob Nelson (por "Nebraska")

MEJOR GUIÓN ADAPTADO
- John Ridley (por "12 años de esclavitud")
- Richard Linklater, Julie Delpy y Ethan Hawke (por "Antes del anochecer")
- Billy Ray (por "Capitán Phillips")
- Steve Coogan y Jeff Pope (por "Philomena")
- Terence Winter (por "El lobo de Wall Street")

MEJOR BANDA SONORA
- John Williams (por "La ladrona de libros")
- Steven Price (por "Gravity")
- Arcade Fire (por "Her")
- Alexandre Desplat (por "Philomena")
- Thomas Newman (por "Al encuentro de Mr. Banks")