domingo, 22 de julio de 2012

Desmadre a la española

Llevamos un 2012 de aúpa porque no acaba la cadena de malas noticias económicas gracias a una crisis que parece no tener fin o al menos no se vislumbra en el horizonte. De la prosperidad de las últimas décadas hemos acabado cayendo en la más cruda de las desdichas, al borde del rescate (si es que no se está produciendo ya) y con las cuentas del país bajo vigilancia a diario. Lo peor igual está por llegar, con la escalada galopante del paro y unos índices de pobreza y marginalidad que nos dejarán a la cola de Europa. ¿Qué ha pasado?

No soy analista económico, pero todo indica que la burbuja en la que nos movíamos ha acabado por estallar, que no se sostenía nuestro sistema de subvencionado bienestar. No trato de dejar fuera de toda culpa a la ciudadanía, que igual en algunos casos no hemos sabido, no han sabido, nadar y guardar la ropa, pero todos tenemos el convencimiento de que la clase política no ha estado a la altura de lo que se la pide. 

El gobierno de turno cada vez es un satélite más de este mundo globalizado y un juguete en manos de una Unión Europea liderada por Alemania que impone sus intereses. Y esto es algo que cada vez resulta más notorio: toda la política de recortes está alentada desde Bruselas (o digamos mejor desde Berlín) y no acabará hasta que la sra. Merkel diga que basta.

Puedo estar más o menos de acuerdo con alguna de las reformas económicas, pero con el grueso de ellas por supuesto que no. Y no fundamentalmente porque es con el ciudadano de a pie con quien se trata de pagar el pato de todos los derroches anteriores. ¿Donde está todo el dinero que se ha blanqueado? ¿Cuando van a devolver el dinero malgastado quienes lo han consentido? Resulta que ahora ya no hay dinero ni pa pipas, ¡pues qué injusto!

Quiero ver en la cárcel a todos esos alcaldes, concejales y consejeros corruptos que se han llenado los bolsillos a nuestra costa, pero eso sí, devolviendo hasta el último céntimo. También quiero que quienes llevaron a los bancos y cajas a la ruina se sienten delante de los ciudadanos y asuman el daño que han producido con su gestión, una crisis donde el poder político -aliado del poder económico- ha tenido mucho que decir.

Escuchar la cantidad ingente de dinero tirado a la basura -lo del Levante español es de juzgado de guardia- en aeropuertos sin aviones, AVEs, autovías fantasma, edificios inservibles y patrocinios de relumbrón te puede poner de tan mala hostia como pensar que todo eso está quedando a la sombra de la política de recortes. ¿Donde está Fiscalía Anticorrupción?, ¿cuando van a hablar los partidos políticos de tales desmadres sin echar la culpa a la oposición? O mejor dicho, ¿dónde queda la responsabilidad penal?

El Estado de las Autonomías está siendo un fracaso. Resulta inconcebible que debamos pagar entre todos las deudas contraídas por las Comunidades Autónomas. Pero más lo es aún pensar que ya no todos tenemos tan a mano comprar medicinas porque no hay dinero, que ese dinero se ha ido en fastos y faranduleo. También es horroroso pensar que entre todos vamos a tener que arreglar el agujero económico provocado por los bancos y las cajas participadas por los partidos políticos, si es que ni uno solo (hablo de los partidos) puede mirar para otro lado...

Dudo mucho que los tijeretazos de Rajoy sirvan para algo bueno. Donde dijo digo dice Diego y se queda tan ancho, las promesas electorales ya hace mucho que se las lleva el viento... Pero todo suena a escusa, a precipitación. Y ojo que soy de los que piensa que el gobierno de Zapatero actuó mal y tarde (aunque la burbuja inmobiliaria se empezó con Aznar), pero las medidas restrictivas de Rajoy no nos llevan a ningún lado si no se potencian también políticas de consumo y estimulación económica. Al paso que vamos en unos meses no habrá quien salga de casa porque habrá más impuestos que mosquitos, al tiempo.

Pero insisto, es muy fácil echar la culpa de todos los males al gobierno anterior cuando en la España del siglo XXI las CC.AA (la mayoría gobernadas por el PP) han adquirido enormes competencias que han sabido modular a su antojo. Tampoco se debe mirar para otro lado, algo a lo que los políticos españoles ya nos tienen más que acostumbrados, pero de todo lo que se ha estado consintiendo nuestros gobernantes no quieren oir hablar porque hay más cómplices que ladrones. Es más sencillo escurrir el bulto y hacer cargar el peso de la crisis sobre los ciudadanos, pero a los diputados, senadores y jerifaltes inmunidad absoluta. Lo importante es salvar a los bancos (por intereses ocultos y no tan ocultos), los mismos que inflaron el clima especulativo a costa de todos los ahorradores.

Cuando vi a todos los diputados del PP aplaudir las duras medidas de Rajoy me pregunté si ser español había sido un error, porque hay que tener narices para ponerse a dar saltos de alegría de esa manera... Pero no, mola ser español porque en fútbol ya somos campeones de todo, porque parecemos hechos de otra pasta y porque a juerga no nos gana ni el tato. Es verdad, cada día que pasa nos hierve el orgullo nacional, igual un día explotamos y todo. Cuidado.