sábado, 18 de noviembre de 2017

De Flandes a chirona... y tiro porque me toca





Igual debiera pedir perdón por no intentar explicarme en neerlandés, pero si de lo que se trata es de que se me entienda y de no enrollar más el ovillo creo que hacerlo en castellano resulta de lo más conveniente, ¿no es así? A tal esperpento, por mi parte, no íbamos a llegar.

Los acontecimientos que arriban las últimas semanas desde Cataluña o,  más al norte, desde la muy democrática, moderna y tolerante Flandes (o Valonia, porque al caso la patria chica del niño que mea está en el medio de ambos territorios) son lo más parecido que uno pueda imaginar a una tira cómica absurda, cutre y chabacana. Resulta que a unos iluminados convenientemente elegidos, contando con todas las herramientas que les proporciona el orden establecido, se les ha ocurrido montar un circo donde, a base de manejar a su antojo la educación pública y los medios de comunicación de todos, les han crecido los enanitos por doquier durante estos últimos años. Y ahora parece que más que un circo se ha logrado crear una especie de secta mesiánica donde el fin último justifica los medios: la independencia.

No está en mi ánimo analizar cada episodio de la rocambolesca deriva secesionista. Solo con atender a los periódicos y los informativos de la tv ya tenemos bastante. Pero quiero incidir en una cuestión que bajo mi punto de vista como ciudadano de a pie me preocupa. Porque ahí están los acontecimientos, no trataré de analizarlos, y por mucha declaración ante un juez que se efectúe pienso sinceramente que los hechos, ciertos y probados, son una irrefutable verdad que debiera servir para emitir un dictamen.

Con esto quiero decir que los (ir)responsables de haber mentido a todos los catalanes con un paraíso terrenal en forma de república, los que han destinado cantidades ingentes de dinero público a crear una conciencia popular en torno a la independencia, los que engañaron diciendo que no se iban a marchar las empresas, los que hicieron una campaña de acoso y derribo a todos aquellos ciudadanos que no comulgaban con su ideario radical y supremacista, quienes planearon y ejecutaron un plan para dejar al Estado y el nombre de España a la altura de un país dictatorial en el resto del mundo, los que se burlaron una y otra vez de las leyes catalanas y españolas, saltándose a la torera cualquier instrumento legal, los que declararon paros "a nivel nacional" en defensa de la independencia de Cataluña y quienes a posteriori comentaron ante los tribunales que se trataba todo de un arma para forzar una negociación o simple y llanamente una declaración simbólica de independencia (¿?) recogen todos los argumentos posibles para que sobre sus iluminadas y deslenguadas cabezas caiga todo el peso de la Justicia. Porque los votos en unas elecciones no eximen de responsabilidad, ya que no son una carta blanca que otorga inmunidad judicial o, lo que es más grave, no exime de responder de tus actos ante quienes te votaron y quienes no lo hicieron. ¿O es que el sr. Puigdemont -felizmente cesado de sus funciones de gobierno- no era también presidente de los catalanes no independentistas además de representante del Estado en su propia Comunidad Autónoma? A los políticos se les paga para que gobiernen, no para que hagan actos simbólicos no se sabe a nombre de qué, y eso en Cataluña ha brillado por su ausencia en estos últimos tiempos.

Está meridianamente claro de que esta pantomima no tiene que quedar en agua de borrajas pese al panorama de una elecciones inminentes. Quienes rompieron la baraja y se vanagloriaron de ello con regocijo no pueden irse de rositas. Aquí ha pasado algo grave, que no nos quieran engañar ahora pues todos sabemos que a la mínima oportunidad que tengan volverán por el mismo camino, el de saltarse la ley. Porque el Estatut, la Constitución y por ende el muy defenestrado artículo 155 son la ley mientras no se cambien. A nadie se le puede echar en cara sentirse únicamente catalán u oriundo de su diminuta parcela de tierra, sino que de lo que se trata es de que la convivencia se articule en torno a valores democráticos y de respeto, sin atajos, sin chantajes. 

Puigdemont, Junqueras, Forcadell y otros miembros de la fauna catalanista merecen acabar en la prisión -aunque se trate de celdas "de oro"- por empobrecer Cataluña, dividir a su sociedad e intentar manchar con falacias la imagen exterior de España. Y en el fondo es una verdadera lástima que entre todos se les haya incluso hecho la ola para llegar a estos límites. Desde que España es una (imperfecta) democracia a casi todos los partidos les ha interesado tener al independentismo de su lado para poder gobernar, vaciando al Estado de prerrogativas en ciertos territorios a costa de hacer desaparecer su presencia hasta niveles ínsospechados. Y ya se sabe, quien siembra vientos recoge tempestades. Ojalá nuestra muy vilipendiada Justicia sepa hacer bien su trabajo. Está en sus manos.


viernes, 29 de septiembre de 2017

Media vida

En este blog tan personal suelo hablar de cine, deportes, actualidad o viajes que he podido disfrutar, pero no creo recordar una sola vez en la que haya centrado mi discurso en alguien en concreto. Y es curioso, sobre todo conociéndome como me conozco (valga la redundancia), pero eso está a punto de cambiar dentro de escasos segundos.

Me explico. Allá por el verano de 1997 andaba bastante despistado. Mi mente nunca ha sido nada maravillosa y tras un curso inmaculado y una Selectividad poco brillante mis pasos se dirigían a estudiar una carrera de Letras. Geografía, Historia del Arte o Historia a secas eras las tres opciones y fue la última la que iba a escoger después de un verano que apenas recuerdo y unas Fiestas Patronales de mi ciudad donde había podido recobrar el brío perdido a mi juventud tras año y pico de sinsabores personales. Porque el caso es que acababa el mes de septiembre y llegaba a Valladolid con cierta resaca festiva, osease, con más labia de la habitual, y este aparente nimio detalle iba a resultar clave en la historia que paso a narrar.

Ir a Valladolid suponía la primera vez que estudiaba fuera de casa. Y se abría ante mí un paisaje distinto -geográfico, humano, mental-, un nuevo mundo de posibilidades que iba a modificar mi manera de ser y mi manera de comportarme. Los años de Universidad -fueron 6 en total- lograron moldear mi personalidad y aquella "salida del cascarón" supuso el germen de lo que ahora mismo soy a mis treinta y pico años. Pero en esa eclosión la figura de B -el protagonista de este relato- iba a resultar decisiva y ciertamente fundamental.

Conocí a B en la segunda clase del primer día de Universidad, un 29 de septiembre de 1997, por la mañana. Ahora sé que no actúo de esa manera bajo ningún concepto, pero aquel día (y los muchos que vinieron detrás durante aquel 1º de Historia) me puse la mar de pesado. Porque abusé de cierto atrevimiento y me cambié de mesa para presentarme ante aquel tipo solitario que había visto entrar por la puerta de clase. Lo que nunca he tenido claro es la razón que me llevó a ello. Misterios del universo. Cada uno que saque sus propias conclusiones.

Y aquel lunes fue el inicio de una relación de amistad que al principio anduvo a trompicones. Yo no dejaba de ser un pesado que requería atención y B no dejaba de comportarse a veces como un borde, pero el entorno (los amigos de clase, fundamentalmente) ayudó a que todo tornara hacia una conexión especial manifestada en tantos y tantos momentos a lo largo de los años sucesivos dentro o fuera ya de las aulas. Porque aquello es lo que racional o irracionalmente estaba buscando con ahínco desde el principio.

Supongo que yo a B logré aportarle muchas cosas. De buen grado de él adquirí esa pequeña afición que mantengo por las bandas sonoras, me entretengo viendo los partidos del Atleti y, lo más importante, ha logrado influir en determinada medida en mi personalidad. Para que os hagáis una idea de lo importante que ha resultado ser, 2005 supuso un triple salto en mi devenir vital, que no hubiera sido posible de ningún modo sin esa amistad de acero de la que estoy hablando. Y en esas estamos ahora porque de vez en cuando echo una mirada al pasado y me doy cuenta de que conocer a B ha trastocado, espero que para bien, toda mi vida desde que era un joven de 19 años.

El curso 97-98 y el posterior están grabados en mi memoria con un marco de oro. Aquellos días fueron nuestros particulares tiempos de gloria. Las partidas de futbolín o a la máquina de fútbol suplantaban de vez en cuando a las clases aburridas impartidas por tediosos profesores. Éramos unos críos y fuimos madurando en responsabilidad con el paso de los años, extendiendo nuestra relación de amistad fuera de clase. Acabamos el periplo universitario y el enemigo de quedar todo en una vieja amistad estudiantil estaba a las puertas, pero supimos dar continuidad a todo lo que nos unía pese a los kilómetros que nos separaron aquellos primeros años. Después llegó seguir viéndonos casi a diario, las cenas de Navidad, los cafés a mitad de mañana, más bandas sonoras, los veranos musicales en Úbeda, su boda, su piso, mi piso, su niña, nuestro imborrable encuentro en Viena con James Horner... Tantos y tantos instantes irrepetibles y compartidos a los que hemos podido dar continuidad con el trascurrir de la vida.

Ahora siento que no soy el mismo de hace veinte años. Que he cambiado en muchísimas cosas casi sin percatarme de ello, con al misma invisibilidad con la que se me cae el pelo o a otros les invaden las canas. Teniendo la vida ante mis ojos y pese a la distancia geográfica que ahora me separa de B valga la comparación de que a estas alturas no hay iceberg que pueda llevar esto tan especial que nos une a la deriva. Por eso, a día de hoy no cabe otro sentimiento que el del orgullo por haber compartido tantos buenos momentos y durante tantísimo tiempo con una persona que sé que siempre está ahí aunque nos amenace la tormenta perfecta, sin ánimo de resultar exagerado. Tal día como hoy únicamente puedo decir a B y aunque no me esté leyendo ¡GRACIAS POR ESTOS 20 AÑOS DE AMISTAD!



jueves, 3 de agosto de 2017

Rumanía por descubrir

Castillo Corvinilor
Me encanta viajar. Por si alguien aún no se ha enterado supone la mejor inversión de tiempo y dinero que ahora mismo uno pueda imaginar. Porque VIAJAR, así en mayúsculas, es una palabra que comprende infinidad de cosas a su vez y algo que además se disfruta por partida triple: mientras preparas el viaje, mientras lo realizas y mientras lo recuerdas. Y en esta última fase me hallo ahora, liadillo clasificando las fotos.

Cada vez aprecio más el contacto con la naturaleza y la satisfacción que produce la soledad, los colores del paisaje o el olor a aire limpio. Es como si se parara el tiempo de nuestras vidas incesantes, los acelerados días donde no nos detenemos prácticamente a observar nada. Quizás tenga que ver con mi concepción del tiempo; hastiado de su paso veloz, una mera excursión o un viaje de una semana suponen una bocanada de aire fresco que oxigena los corazones atormentados y para el ritmo de la vida por unos pocos instantes.



Hasta hace escasos días pude disfrutar de un magnífico viaje a Rumanía. En concreto a los Cárpatos meridionales y la región de Transilvania. Un grupo de ilusionados aventureros formado por Elena, Judit, Nines, Rocío, Fernando, Blanca, Ana Belén y el que escribe, comandados por el guía hispano-rumano Darío, nos movimos en furgoneta por atiborradas carreteras que unen los pueblos y ciudades del interior del país. A decir verdad, la percepción que tenía de Rumanía se cumplió: es un país de menor desarrollo al nuestro, uno de aquellos que tanto sufrieron tras la instauración del Telón de Acero y la posterior dictadura atroz de Ceaucescu, en este caso.




La afamada Transilvania es afortunadamente mucho más que el conde Drácula, personaje novelesco ligeramente inspirado en uno tan real como malicioso. Es tierra de castillos y fortalezas, de ciudades pequeñitas y pueblos en mitad de la campiña. Una tierra fértil y verde más agraria que ganadera flanqueada en su parte sur por una escarpada cordillera que aporta un gran caudal de agua a los ríos que bajan por su ladera norte.

Plaza Unirii, en Timisoara

Timisoara, la capital del Bánato, al oeste del país, es una urbe importante que vive aún de la industria y su universidad. Se nota su pasado como crisol de culturas: otomana, germánica, húngara o eslava. Su centro histórico destaca por sus plazas y sus iglesias, pero uno no puede dejar de sentir que se encuentra en una ciudad del Este de Europa, algo degradada aunque muy verde eso sí porque es "la ciudad de los parques y los jardines" de Rumanía.

Sibiu

La medieval Sighisoara conserva mucho patrimonio urbano, pero podría estar bastante mejor mantenida. Sus torres y sus murallas son un caramelo para los fotógrafos, que no deberían dejar pasar la oportunidad de recorrer sus calles pues es una de las urbes de origen sajón más bellas de la región. Por su parte, la intelectual Sibiu, también de origen alemán, es una ciudad para pasear o parar a tomar un café tranquilo en una de sus numerosas terrazas. Ha visto cómo sus distintos gobiernos han llevado a cabo proyectos para recuperarla y eso se nota en todo su cuidado casco histórico. En definitiva, una de las ciudades rumanas con mejor calidad de vida, volcada en la cultura y que a mí me supo a poco debido a lo corta que fue la estancia. Una sorprendente ciudad para volver, sin duda.

Pero el verdadero descubrimiento de un viaje como éste es la Cordillera de los Cárpatos. La parte rumana recuerda a aquellas estampas alpinas que hemos visto cientos de veces. Lagos, ríos, cascadas, hayedos, bosques... Son rincones que invitan a perderse y a volver a sacar la cámara (si es que la tenías guardada) pese a su climatología cambiante y a que como en nuestro caso puedes ser víctima de una inesperada tormenta. Lo mejor de todo es que cada paraje, cada lugar, cada rincón, puede ofrecerte un paisaje distinto, como el macizo de Piatra Craiului, lugar de peregrinación para los aficionados a la escalada debido a sus altas paredes de roca. Y además de eso, en los Cárpatos los senderos están perfectamente señalizados, algo de lo cual en España deberíamos aprender todavía.

No quiero enrollarme más, solo invitar a quienes tengan inquietudes culturales o alma aventurera (o ambas cosas a la vez, por qué no...) a que se acerquen unos días a Rumanía y disfruten de sus increíbles paisajes, sus ciudades, su gastronomía y su arquitectura tradicional, los de un país sosegado que está ahora abriéndose al turismo internacional. Un Estado no muy conocido, de raíces latinas como es el nuestro, que va mucho más allá de los tópicos y clichés que tenemos a esta orilla del continente.

Macizo de Piatra Craiului





jueves, 23 de febrero de 2017

Los Oscar 2017: mis predicciones

Image result for oscar 2017No podía faltar por estas fechas mi anual predicción oscaril. Ya sabéis, la de la película ganadora y los galardonados con la estatuílla dorada en la noche en la que la ciudad de Los Ángeles se llena de más estrellas por metro cuadrado.

Una temporada de premios que ya toca a su fin con una madrugada victoriosa, dadlo por seguro, del musical "La ciudad de las estrellas. La La Land". La película de Damien Chazelle acaparará premios tras un paso exitoso por las pantallas de cine de medio mundo y unas críticas más que notables. A todo el mundo no le habrá convencido la propuesta colorida, moderna y nostálgica del joven director norteamericano, pero no cabe duda de que ha sabido ganarse una gran reputación poniendo buena música al enamoramiento de esa joven aspirante a actriz interpretada por la encantadora Emma Stone con ese chulapo pianista de suerte adversa al que da vida Ryan Gosling. Su química, la magia de las imágenes y ese final que conviene no desvelar la cubrirán de gloria la madrugada de este domingo al lunes. Cualquier otra vencedora sería una auténtica sorpresa.

Además del premio gordo, conviene hacer algunas puntualizaciones. Emma Stone lo tiene casi hecho con un personaje que puede marcar toda su carrera. En el apartado de actriz y actor secundarios la emoción se ha esfumado casi por completo para dejar vía libre a galardonar  las interpretaciones de Viola Davis y Mahershala Ali, aunque éste aún no debería cantar victoria ante el peso de un actor como Jeff Bridges, comodísismo como hilo conductor en la muy recomendable "Comanchería". Y la mayor emoción debiera darse en el apartado de Mejor Actor con la pugna entre Casey Affleck y el veterano Denzel Washington. Si solo tuvieramos en cuenta los premiso precursores la victoria del pequeño -y dicen que el bueno- de los Affleck estaría cantada, pero a Washington le han reconocido los SAG e, igual que a Meryl Streep tenían ganas de darle un 3er oscar, hacer lo mismo con el actor negro por antonomasia a estas alturas de su vida también es muy tentador. Además, a Casey no le beneficia nada que su actuación sea tan introspectiva y su personalidad tan esquiva y ajena al mundillo de Hollywood. La cosa pinta al 50%, digamos.
Image result for la la land
El resto de categorías servirán para encumbrar en mayor o menor medida al musical de Chazelle y, por otro lado, hacer de esta edición la de la reconciliación con el lobby negro de Hollywood. Nada más y nada menos que 6 actores de color han conseguido nominación en las categorías de interpretación y películas como "Moonlight" (la alternativa a "La la land") o "Fences", pelean con fuerza este año. Se puede discutir si el sector artístico de color ha sido más o menos marginado en las últimas ediciones de estos premios, pero uno se aventura a pensar que aquel #oscarsowhite ha pesado bastante en estas candidaturas. Probablemente Viola Davis haya sido relegada a la categoría de Actriz Secundaria para no competir de tú a tú con Emma Stone y de este modo poder asegurarse la estatuílla dorada; o la previsible victoria de Mahershala Ali se deba más que a una genial actuación al hecho de cumplir con la sempiterna cuota racial. Otra cosa muy distinta es que los dos protagonistas de "Fences" (Davis y Washington) puedan ganar sendos óscares gracias a personajes ya interpretados por ellos en las tablas del teatro frente a una interpretación de construcción como la que hace formidablemente bien Casey Affleck en la algo sobrevalorada "Manchester frente al mar". Pero todo esto son solo conjeturas mías frente a los hechos y las predicciones que marcarán los premios en la gran noche del cine. Estas son mis apuestas (en rojo los ganadores).

Image result for damien chazelle
Damien Chazelle puede hacer historia con "La La Land"
MEJOR PELÍCULA
- Lion
- Manchester frente al mar
- Figuras ocultas
- La La Land
- Comanchería
- Hasta el último hombre
- Fences
- La llegada
- Moonlight





MEJOR DIRECTOR
- Mel Gibson, por "Hasta el último hombre"
- Barry Jenkins, por "Moonlight"
- Damien Chazelle, por "La La Land"
- Kenneth Lonergan, por "Manchester frente al mar"
- Denis Villeneuve, por "La llegada"

Image result for casey affleck
A Casey puede que acabe pesándole su apellido (para mal)


MEJOR ACTOR 
- Denzel Washington, por "Fences"
- Ryan Gosling, por "La La Land"
- Andrew Garfield, por "Hasta el último hombre"
- Casey Affleck, por "Manchester frente al mar"
- Viggo Mortensen, por "Captain Fantastic"





Image result for natalie portman jackie
En 6 años Natalie ha pasado de bailar como una cría a ser la viuda de América... Precocidad

MEJOR ACTRIZ
- Isabelle Huppert, por "Elle"
- Ruth Negga, por "Loving"
- Natalie Portman, por "Jackie"
- Meryl Streep, por "Florence Foster Jenkins"
- Emma Stone, por "La La land"

MEJOR ACTOR SECUNDARIO
- Mahershala Ali, por "Moonlight"
- Jeff Bridges, por "Comanchería"
- Dev Patel, por "Lion"
- Lucas Hedges, por "Manchester frente al mar"
- Michael Shannon, por "Animales nocturnos"

MEJOR ACTRIZ SECUNDARIA
- Michelle Williams, por "Manchester frente al mar"
- Viola Davis, por "Fences"
- Octavia Spencer, por "Figuras ocultas"
- Naomie Harris, por "Moonlight"
- Nicole Kidman, por "Lion"


Image result for viola davis
Viola, la reina de los lagrimones, puede tener una gran noche
MEJOR GUIÓN ORIGINAL
- Comanchería
- 20th Century Women
- Manchester frente al mar
- Langosta
- La La Land


MEJOR GUIÓN ADAPTADO
- La llegada
- Figuras ocultas
- Lion
- Moonlight
- Fences





MEJOR BANDA SONORA ORIGINAL
- Jackie
- La La Land
- Moonlight
- Passengers
- Lion