jueves, 29 de diciembre de 2016

Ranking cinéfilo 2016

A las puertas de un nuevo año es momento de hacer un pequeño repaso a lo que estos dos ojos han visto en la pantalla grande a lo largo de 2016. Un año el que acaba con películas muy apreciables pero, a mi entender, y bajo la lupa que es mi selectiva manera de ver el cine, sin grandes películas que puedan hacerse un hueco en mi particular listado de cintas favoritas.

2016 ha supuesto cine de calidad, sin duda, pero al igual que la carrera por el Oscar no dejó en mi memoria esa gran película que recuerdas con el tiempo sucede algo parecido con este ranking. Veamos aquellos ejemplos de "lo mejor" que ha dejado el año que enseguida acaba.


7. Hasta el último hombre (Mel Gibson)
El actor/director australiano se ha tirado 10 años sin realizar ninguna película y ésta, a la chita callando, ha calado muy bien entre la crítica y el público, sonando bastante para los Óscar que se celebrarán en febrero. Una gran producción muy clásica en su primera mitad, puede que excesiva y reiterativa, pero que emerge en su segunda parte como una gran cinta bélica que te deja atónito por su realismo y por lo bien que se le da a Gibson retratar la furia y el heroísmo en pantalla. Pocas veces en el cine se ve la guerra desde las mismas entrañas y eso es un gran logro, aunque en el fondo quede algo lastrada la propuesta por un guión poco matizado y un mensaje religioso demasiado evidente.



6. Elle (Paul Verhoeven)
La cinta promovida por Francia a los Oscar supone la rentrée del director holandés en el panorama Hollywood, después de varios años dirigiendo alguna película que otra en su país natal. Y quien tuvo, retuvo, pues en "Elle" todo nos recuerda al psicothriller de los 90. A partir de la violación de la protagonista, una madura ejecutiva de armas tomar, se desarrolla una trama emocionantísima de venganzas, sexo y podrida moral. ¿Quien es la víctima: el acosador o el acosado? Al ingenio del veterano director se une el trabajo titánico y digno de premio de una Isabelle Hupert tan pérfida como comprensiva. Y es que parece que sólo ella quería interpretar el papel... Una película que engancha porque siempre están sucediendo cosas pese a que le sobre como una media hora hacia el final. 



5. Julieta (Pedro Almodóvar)
El manchego no se ha tirado una década sin dirigir, pero sí sin hacer cine del bueno, del que sabe hacer cuando no se pasa de rosca. Y "Julieta" supone su particular regreso, pese a que la taquilla no respondió en absoluto cuando se estrenó.
La Julieta del título, magníficamente interpretada en su madurez por Emma Suárez, es un ser dolido por el peso del pasado, como tantos otros en la filmografía almodovariana, pero uno no deja por menos de saber querer más de esa mujer solitaria que esconde tantos secretos. Y el director rebusca en las emociones y en las decisiones que tomamos en la vida para labrar una película lograda, menos artificial que muchas de las que le preceden, más comprensible pero sin renunciar a ese tono kirsch aunque limpiándolo casi por completo de cualquier atisbo de humor. Es una lástima que una película tan interesante como esta no haya tenido la respuesta de público que merecía.



4. Manchester frente al mar (Kenneth Lonergan)
Llegada de Sundance y vista en el Festival de Gijón es, sin duda, una de las películas de las que más se habla en clave de Óscar. Peli de gran recorrido pero de escaso presupuesto que nos traslada a esos pueblos marineros del nordeste de Estados Unidos para contarnos la historia de un hombre de oscuro pasado que sobrevive como puede en la ciudad en el momento en que sopesa regresar a su pueblo para hacerse cargo de su sobrino. Genialmente interpretada por Casey Affleck y Michelle Williams (en un pequeño -pero importante- papel), esta cinta es una de esas pequeñas maravillas que podemos ver todos los años en nuestra cartelera. Pese a ser una buena película, su premisa queda algo alargada por un exceso de metraje.



3. Un monstruo viene a verme (J.A.Bayona)
Ha sido mucho el público español que se ha dejado arrastrar por el imaginario creado por el director catalán. Es curioso cómo cada vez que Mediaset decide producir una película, a base de promocionarla y "contárnosla" treinta mil veces, resulta ser un éxito de público, como ya sucedió en su día con la anterior película de Bayona, "Lo imposible". Y es que en el fondo nos gusta que nos machaquen.
Esta fábula la sufres, la disfrutas o la recuerdas según te llegue su mensaje y según te sientas identificado con las circunstancias que ves en pantalla. La historia de Conor es la de cualquier adulto porque sus sentimientos son universales y no entienden de edad. A destacar su buen casting internacional, lo bien insertados que están los momentos de animación en la trama y unos diálogos bien trabajados que hacen de "Un monstruo viene a verme" cine de gran calidad. Lo malo, que los listos de Tele 5 ya nos la contaron sin verla. Imperdonable.



2. Spotlight (Tom McCarthy)
Ganadora del Oscar a Mejor Película será una de esas ganadoras que dentro de pocos años solo unos cuantos recordarán, pero la cinta que nos ocupa es ejemplo de cine bien hecho a partir de un guión perfectamente hilvanado, unas firmes interpretaciones y un ritmo constante que te deja quieto y parao en la butaca hasta el desenlace final. No hace falta una gran producción para hacer cine con mayúsculas, de ese que bebe del cine periodístico de los años 70. Y "Spotlight" ha sido una de las grandes revelaciones de la temporada sin duda. Cine honesto, sin estrellas (o con estrellas al servicio de un guión). Cine coral sobre la labor de los medios de comunicación y que indaga en  lo que somos capaces de soportar como sociedad por miedo al poder establecido.



1. Carol (Todd Haynes)
Unas estupendas Cate Blanchett y Rooney Mara protagonizan este film que recrea el Nueva York de los años 50 y las ataduras morales a las que se ven sometidos los individuos en ese cuento de hadas que es la sociedad acomodada y consumista de la Norteamérica de posguerra. Todd Haynes regresa a ese ambiente que tan bien retrató en "Lejos del cielo" o en la miniserie "Mildred Pierce" y lo hace con un cine pausado, detallista, sumamente elegante que bebe del cine de otra época, perfectamente calculado pero bajo el que late un torbellino de calladas emociones.
Un juego sugestivo donde nada ni nadie es perfecto y donde todos en el fondo somos en parte prisioneros de algo. La historia de estas dos mujeres a través de los fascinantes ojos de Rooney Mara es la lucha interior de miles de mujeres atrapadas en el infelicidad y el director ha sabido hacer una película tan fascinante como esa mujer rubia, bella, moderna y en apariencia perfecta a la que da vida una siempre acertada Cate Blanchett. Una gran película que te atrapa y que, sin duda,  merecía algo más de reconocimiento por parte del gran público y, por descontado, de los Oscar. El film que más me ha gustado a lo largo de este 2016.



viernes, 7 de octubre de 2016

¿Otras elecciones? No, ¡gracias!

El país vive desde hace casi un año inmerso en un bucle interminable. El tiempo pasa irremediablemente sin que nadie se ponga de acuerdo con nadie, alargando hasta límites insospechados las prerrogativas de un gobierno en funciones como el actual.

Y a este panorama de incertidumbre se ha venido a añadir la profunda brecha abierta en el seno del PSOE. Y no es algo que deba habernos pillado por sorpresa, pues la guerra de poderes entre la dirección nacional del partido y los tan cansinamente denominados "barones territoriales", con su baronesa mayor a la cabeza, ha dejado al pollo no solo sin cabeza, sino también desplumado casi de un día para otro (y no me refiero a su líder al utilizar esta expresión). No va a tener fácil el PSOE la labor de reestructurarse (ahora lo llaman coser) de cara a unas inminentes nuevas elecciones o a un rápido posicionamiento ante un nuevo gobierno del Partido Popular; el tiempo es el que es, escaso, y las premuras del país se agolpan sin remisión cada día que pasa.

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La situación que desvive al PSOE no ha llegado de la noche a la mañana. Se ha ido gestando desde hace bastante tiempo dentro de un partido plural pero con varios puntos de conflicto y de debate. Un partido que ha perdido a gran parte de su joven electorado en beneficio de otros, venido a menos y sin la capacidad de atraer a la masa social.  La "cuestión catalana" puede que sea el quebradero de cabeza más severo ante el que ha debido hacer frente. Y es que la fórmula de predicar un neofederalismo español ha sido la manera del PSOE de Pedro Sánchez de tratar de contentar a todos sin conseguirlo. Y es tanto en su falta de liderazgo como en la cuestión territorial donde el PSOE no ha sabido trasmitir un mensaje claro a los españoles.

Pedro Sánchez tuvo una oportunidad inmejorable de llegar al Gobierno en marzo pese al desastre electoral, pero el inmovilismo del PP y de Podemos echaron por tierra esa posibilidad de manera muy irresponsable. Su alianza con Ciudadanos (que no fue nada bien vista precisamente en las federaciones que recientemente se levantaron en armas, curioso...) le pasó factura y el giro posterior consistió en cerrarse en banda a cualquier negociación con los populares tratando de pensar, de manera engañosa, que era posible un gobierno del PSOE apoyado con partidos a su izquierda y nacionalistas de todos los colores. Pero el caso es que Pedro Sánchez tampoco hizo nada para lograrlo, si es que esa era su intención, y muy a su pesar resultaba imposible por su elevado precio: era una entelequia. De una posición importante para pedir reformas a cambio de una abstención se ha pasado en este momento a tener la soga al cuello y estar a merced de la clemencia del partido de Mariano Rajoy, que si se pone en plan malo-malísimo de película de terror puede llevarnos a todos a otras elecciones, las terceras en un año, contando con obtener ya sí que sí para entonces la mayoría absoluta. Se ha perdido no solo un tiempo de oro sino la posibilidad de apretar las tuercas al Partido Popular en los asuntos que afectan a todos los españoles. ¿Cuando se darán cuenta nuestros políticos que no todo consiste en gobernar sino también en hacer una oposición eficaz? Máxime cuando ya no existen las mayorías absolutas capaces de hacer y deshacer a su arbitrio.

Todo esto va a tener que votarse ya dentro del PSOE, donde casi nadie habla claro, mareando la perdiz o montando el espectáculo que vimos hace solo una semana. Las llenas acechan por la izquierda mientras los subalternos del lobo de Rajoy amenazan con imponer condiciones a una más que probable abstención del PSOE en una inminente sesión de investidura. No debiera confundirse el gobierno de la nación con lo que ocurre en el patio de cada casa, pero hay al parecer gente que nunca logrará entenderlo y el "borreguismo" de los militantes parece que tampoco.

Análisis a parte, valga decir que en lugar de haberse puesto como locos a hablar, a negociar, a reunirse unos con otros tras la jornada electoral del 26 de junio, se fueron pasando los días sin que casi nadie moviera una coma y sin que se llegara a plantear un cierto boceto de acuerdo (más allá de la posición variante de Ciudadanos).  El PP, crecido y sin mayoría absoluta, estaba en el error de pensar que solo por los votos ya todo estaba hecho, que no debía ceder ni un ápice a cambio de conseguir la Presidencia. Se dejó tan importante tema para después de las elecciones vascas y gallegas y solo la debacle del PSOE en ambos comicios ha permitido desenquistar algo la situación. ¿Acaso no había un mandato ciudadano lo suficientemente elocuente como para que se hubieran puesto a currar desde el primer día? Y además, lo había por partida doble porque dos veces nos mandaron acercarnos a los colegios electorales. 

No han sabido -o querido- entender lo que expresamos en las urnas y ahora algunos nos vienen hablando de nuevas elecciones... Es una irresponsabilidad y una vergüenza que aún haya representantes políticos -no pondré nombres- que busquen eso después de toda la que ha caído. Si se decide que debemos volver a echar la papeleta en la urna conmigo que no cuenten. Y por favor, pónganse de acuerdo de una maldita vez y dejen de mirar solo por el interés de su partido o el de sus votantes. Igual el día 12 toca implorar a la Virgen del Pilar para que obre el milagro después de tantos meses de vergüenza política por parte de todos lo que dicen representarnos. Ahora más que nunca la clase política sí que no ha sabido estar a la altura de las circunstancias.


lunes, 4 de julio de 2016

Una semana después

Que se acabe el mundo si de estas nos dirigimos a unas terceras elecciones generales. Llevamos bastante más de medio año con un gobierno en funciones y nadie puede asegurar aún que no tardando muchas semanas España vaya a contar con un ejecutivo que pueda hacer frente a los problemas y los desafíos de nuestro país. Así de claro.

Atrás ha quedado ya la jornada electoral del 26 de junio y una campaña semilight que ha resultado ser una continuación de la precampaña, la campaña y la postcampaña precedentes. Si es que, ¿cuando hemos dejado de estar de elecciones?


Los partidos políticos y todo el arco parlamentario deben ponerse las pilas para tratar de sacar al país de su "día de la marmota" particular, anteponiendo los intereses generales y tratando de llegar a consensos que nos beneficien a todos. Ya sé que es mucho pedir, pero si no se abandonan los frentes (las izquierdas, las derechas...) se antoja una misión imposible. ¿Qué explicaciones nos van a dar los políticos el día que deban convocarse las terceras elecciones en menos de una año? ¿Cómo van a justificar que no han sido capaces siquiera de sentarse a la mesa? No quiero ponerme en plan negativo, pero la posibilidad está ahí y no es en absoluto desechable a día de hoy.

Los resultados del 26 de junio han sorprendido a la mayoría de los españoles. Son numerosas las preguntas que nos podemos hacer al respecto, tratando de buscar culpables o de explicar el éxito del Partido Popular, intentando adivinar por dónde pueden ir los tiros de la confección de un gobierno, los apoyos de unos o los vetos de otros. El tiempo pasa muy deprisa y tras una semana de aquello no hay ninguna novedad al respecto. Pero las tendrá que haber y más pronto que tarde, no hay otra opción.

Visto que el pacto al que llegaron PSOE y Ciudadanos a comienzos de año no ha sentado bien -electoralmente hablando- a ninguno de los dos, cosa que ya se sabía que podía suceder, las miras estaban puestas en el fortalecimiento del Partido Popular y un destacado avance de Podemos (ahora Unidos Podemos), osease, el famoso, manido y muy cansino sorpasso. Pero en las huestes de Pablo Iglesias la cosa no ha ido en absoluto como esperaban tras su confluencia con Izquierda Unida.

Si damos por hecho que el asunto del fraude electoral es un farol podemita por sus malos resultados después de unas muy esperanzadoras encuestas, sus dirigentes deberían reflexionar sobre lo que el partido morado quiere ser en el panorama político nacional. Su confluencia con fuerzas soberanistas, su alianza con un partido tan trasnochado como IU, la renuncia a su transversalidad o los vaivenes de su líder (un día autoproclamándose socialdemócrata, otro día comunista; a ratos arrogante, a ratos simpático y aperturista) son aspectos que han podido llevar a que una parte de sus potenciales votantes no haya querido ir a las urnas o directamente haya cambiado el sentido de su voto. Porque el "pacto de los botellines" no ha supuesto la aglutinación de las fuerzas descontentas de izquierda. Ni siquiera el buzoneo de propaganda electoral la misma tarde del último día de campaña ha servido para convencer a los indecisos de que el partido de Iglesias y Errejón puede ser garantía de un cambio a mejor y de que este partido está limpio de cualquier tipo de sospecha. La gente no ha acabado del todo convencida con esta opción que, dicho sea de paso, tiene el logro de haber llegado al decadente panorama político nacional con una fuerza arrolladora e inusitada estos tres últimos años.

Respecto al Partido Popular resulta curioso que la concatenación asombrosa de casos de corrupción no haya hecho mella en las opciones de la agrupación de la gaviota. Más votos y más escaños, así de simple. Y sin despeinarse ni saltar a la arena. Con un sistema de proporcionalidades que le beneficia, el PP se ha erigido con diferencia en la opción preferente de gobierno para buena parte de los españoles. Que todos los días sean protagonistas en los medios de comunicación los casos de corrupción de representantes del Partido Popular ya ha dejado de sorprendernos y puede que esto solo sea la punta del iceberg, pero habría que preguntarse qué es lo que ha llevado a que a última hora muchos hayan decidido votarles. No es un cheque en blanco, pero si ahora mismo hay alguien legitimado para formar un nuevo gobierno ese es Mariano Rajoy, nos guste más o nos guste menos. El hecho de que no vaya a tener mayoría absoluta va a permitir el control de su gestión y eso será siempre una muy grata noticia.

Y una última reflexión que hago. Los medios de comunicación están sirviendo como canalizadores de corrientes ideológicas. La independencia de los medios de comunicación españoles está bajo mínimos, pero están jugando su papel en el panorama sociopolítico actual. Si los medios  más críticos con el gobierno (léase la Cadena SER, laSexta o el Diario Público, por poner solo unos ejemplos) cada día están poniendo la lupa sobre la corrupción del Partido Popular, reincidiendo en la desvergüenza de quienes dicen representarnos durante estos años de crisis pero por contra, y tal como se vio el día 26, la gente sigue votando las opciones tradicionales, puede ser que sus campañas periodísticas no sean tan efectivas como esperaban. Cuando uno reincide con mucha asiduidad en lo mismo pierde eficacia en su mensaje y esto es lo que ha estado pasando con estos medios. Para los votantes de Podemos lo que se dice en ellos es la verdad, sin matices, los demás son los que ocultan la realidad, pero para los votantes afines al Partido Popular que igual puedan cuestionar a su partido, ese mensaje de denuncia acaba por no calar al estar estos medios excesivamente ideologizados (el votante medio del PP dirá: "eso lo dicen porque son medios de comunicación de izquierda, por lo tanto no me los creo"). Si no, no hay manera de entender que con la gran losa que es la corrupción para el PP, éste continúe liderando la intención de voto en nuestro país. ¿Nos estamos olvidando de la corrupción o es que las alternativas no son lo suficientemente atractivas para los españoles? ¿Por qué los partidos de la oposición no han podido aprovechar esta tesitura durante los últimos cuatro años para atraer al votante? ¿O es que solo hay manera de enterarse de los tejemanejes políticos a través de la prensa (politizada, claro) porque la Justicia siempre va a rebufo? En cualquier caso, debería todo eso hacernos reflexionar.




martes, 10 de mayo de 2016

Casilla de salida


El 26 de junio tenemos una cita. Una cita a la que me atrevo a asegurar muchos españoles no acudirán. Vacaciones escolares, el disfrute del incipiente verano, exámenes de oposición y demás "excusas" no podrán ocultar la sensación de que los votos recopilados el pasado 20 de diciembre no han servido absolutamente para nada. Ésa es la sensación general que marcará ese domingo y la razón principal de la muy escasa asistencia a las urnas. El 26 de junio será una segunda vuelta o la repetición de unas elecciones, me da lo mismo cómo la llamemos, pero sin miedo a equivocarme diría que es un fracaso en toda regla de la política nacional. Cuatro meses que no han servido más que para demostrar que cuando no queremos es imposible acabar por entendernos en este país.

Todos los partidos políticos son en mayor o menor medida responsables de la situación a la que hemos llegado. Igual nadie preveía que había que ceder en los programas electorales de cada partido para poder entenderse, que una mayoría simple no es garantía suficiente para poder formar gobierno (para el caso del PP) o que la política debe hacerse desde la humildad y no desde el espectáculo (para el caso de Pablo Iglesias). Total, que han sido cuatro meses donde los reproches, los grandes titulares, el triunfo de los egos y los giros de timón han acabado por llevarnos a un callejón sin salida. Como si de un parchís se tratara, volvemos a la casilla de salida como si nada de lo anterior hubiera existido.

De acuerdo en que de aquí a entonces vamos a tener que sufrir otra campaña electoral agotadora para el ciudadano y para los bolsillos, llena de reproches y acusaciones cada día y en cada momento. Pero entre el sopor y el hastío no debería el elector dejar en el olvido que estos últimos meses han sido tiempo suficiente para hacer verdadera política y de que en esa labor ardua pero de triste final algunos más que otros han actuado con algo más de responsabilidad. Tras el paso atrás del presidente Rajoy (que es capaz de anteponer un partidillo de fútbol a sus responsabilidades institucionales, con eso lo digo todo...) la labor de intentar formar gobierno recayó en Pedro Sánchez, que para asombro de casi todos trató de tejer alianzas y lanzar un pulso a parte de su propio partido y a Podemos, que osaba apoderarse del control de las izquierdas. No ha sido poco loable el empeño de Pedro Sánchez por hacer entenderse. A ese empeño se unió desde el inicio la formación de Albert Rivera, convirtiéndose en la piedra de molino sobre la que ha girado buena parte de las opciones de gobierno a lo largo de estos meses. Ambos partidos, PSOE y Ciudadanos, parecieron haber entendido el mandato de las urnas. Todo lo contrario que el PP, atrincherado en su idea de que por ser el partido más votado era el único legitimado para poder gobernar, acusando además al resto de partidos de querer intentarlo, mofándose de la capacidad de diálogo de otras fuerzas y tirando balones fuera cada vez que saltaba a la actualidad informativa un nuevo y ya enésimo caso de corrupción. Y encima parece ser que esa estrategia de quedarse quieto y parao le va a salir redonda al oscuro inquilino de la Moncloa; verlo para creerlo...

Quizás Pedro Sánchez haya pagado como ninguno las consecuencias de una campaña electoral donde se dijeron cosas muy duras y se utilizó un lenguaje demasiado agresivo. Porque si algo ha venido demostrándose es que todos somos esclavos de nuestras palabras y a la hora de la verdad esas se las lleva el viento, sobretodo si eres un político. Y su cerrazón a llegar a acuerdos con el PP ha sido definitiva cuando la vereda en el otro costado ha acabado por desaparecer entre la espesa maleza.

¿Y qué panorama nos espera ahora? Desde luego que los políticos que nos han llevado a la repetición de elecciones deberían de tener más cuidado con lo que dicen y con lo que prometen. Una polarización de los votos en torno al PP y a Podemos (o como quiera llamarse tras su alianza con Izquierda Unida, puro y duro matrimonio de conveniencia basado únicamente en números y teoremas matemáticos) creo que sería muy negativa para España. Sería hablar aún más de términos como revancha, herencia del pasado, y de una "guerra fría" entre izquierdas y derechas sin fin. España necesita un buen lavado de cara y varias operaciones de cirugía estética, algunas más profundas que otras. Pero veo muy peligroso cuestionarnos continuamente si queremos seguir siendo españoles o ciudadanos de la Luna, republicanos o monárquicos o si todo lo logrado desde 1975 ha sido pan comido o un desacierto absoluto. Todo, comenzando por los grandes asuntos de Estado, necesita una reflexión sosegada y sincera, sin histrionismos ni espectáculos luminosos de cara al espectador. España necesita políticos coherentes y con visión de Estado, que hagan más que dicen y no conviertan este tinglado en un show de televisión. No sé si una imposible alianza PSOE-Ciudadanos-PP hubiera fracasado o bien hubiera posibilitado alguna de las cosas de las que estoy hablando, pero un frente común entre Podemos, UP, las mareas y el PSOE hubiera supuesto a este último partido su enclaustramiento en un proyecto secuestrado por poderes divergentes y por la concepción de un Estado asimétrico de nula identificación nacional. Porque no todo es programa social o la asunción de derechos y libertades... En POLÍTICA hay muchos más palos que tocar, afortunadamente.

Quizás haya habido demasiadas lineas rojas y demasiadas trincheras en torno a palabras como "izquierda" y "derecha", etiquetas que deberíamos pensar en reciclar ya de una vez. A nuestros representantes se les ha visto demasiado el plumero todos estos meses. La prueba de fuego de la madurez del sistema político no ha sido satisfactoria ante el pesimismo creciente de los españoles porque cuando parecía que nuevas caras iban a poder modificar las reglas del juego hemos visto que nada de eso se está produciendo. Al menos esa es la percepción que yo tengo. Y me temo que la solución a nuestros numerosos problemas va para largo ante un panorama político y social muy fragmentado y cada vez, desafortunadamente, más polarizado en sus extremos. Las Dos Españas siguen más vivas que nunca y el tiempo, ese factor que se ha tirado a la basura de manera tan indecente e irresponsable, será el encargado de demostrar si estoy en lo cierto.

sábado, 27 de febrero de 2016

Los Oscar 2016: predicciones



Mañana se celebra un año más la gala de entrega de premios Oscar y mientras unas categorías parecen ya totalmente cerradas a la sorpresa otras siguen muy abiertas. De cualquier modo, y aparte de todo su glamour, su falso sentido del estilo y ese halo de magnetismo que rodea al evento, no es ninguna mentira decir que no se premia el mejor cine sino el cine que más apoyo económico recibe por parte de los grandes estudios de Hollywood. Ahora bien, y siendo realistas, los Oscar también dejan su respectiva cuota de representatividad a producciones más pequeñas e incluso a algunas llegadas de otras partes del mundo. Pese a todo su tradicionalismo, es cierto que los académicos parecen amoldarse poco a poco a los nuevos tiempos con la incursión de un cine más comercial ("Mad Max" este año) o premiando a películas de perfil más alternativo (como "Slumdog millionaire" o "En tierra hostil"). Lejos quedaron ya aquellos años en los que historias muy clásicas y tan grandes como la vida misma se atiborraban a premios. Ya no es así.

A continuación voy a analizar someramente las principales categoría de esta edición 2016 y exponer mis predicciones (en rojo, los ganadores).


Spotlight

MEJOR PELÍCULA:
 - Spotlight
 - El puente de los espías
 - La habitación
 - Brooklyn
 - Marte
 - El renacido
 - Mad Max: Furia en la carretera
 - La gran apuesta
Es curiosa la variedad de películas de este año, desde productos de amplio espectro popular hasta un cine más pequeño pasando por el cine periodístico, ya un subgénero en sí mismo. Se echa en falta "Carol", con suficiente potencial y calidad como para haber acabado dentro del grupo de nominadas. Ante la falta de una favorita clara tiraré por la más evidente en vistas a que ya ganó en los Globos de Oro y los BAFTA, "El renacido", siendo la alternativa "Spotlight", que parece haber llegado con flato al final de la carrera de premios.

MEJOR DIRECCIÓN:
 - Alejandro G. Iñárritu, por "El renacido"
 - Adam McKay, por "La gran apuesta"
 - George Miller, por "Mad Max: Furia en la carretera"
 - Lenny Abrahamson, por "La habitación"
 - Thomas McCarthy, por "Spotlight"
Ante la tesitura de volver a premiar al director mexicano (lo ganó el año pasado) me arriesgo y con serias dudas apuesto por el director australiano, creador de la saga que en su día protagonizó Mel Gibson. Su mérito reside en reformular una saga que parecía finiquitada dando el protagonismo a una mujer fuerte y luchadora como la que encarna Charlize Theron. Pudiera ser el premio de reconocimiento a una película-acontecimiento muy taquillera y además triunfadora como ninguna otra entre la crítica más selecta, aunque a un servidor no le gustara mucho...

MEJOR ACTOR PROTAGONISTA:
 - Matt Damon, por "Marte"
 - Leonardo DiCaprio, por "El renacido"
 - Michael Fassbender, por "Steve Jobs"
 - Eddie Redmayne, por "La chica danesa"
 - Bryan Cranston, por "Trumbo"

Seguramente no estemos ante un año muy potente en esta categoría. Con el paso de las semanas el favoritismo de DiCaprio se ha convertido en indiscutible, un oscar cantado y la verdad es que el bueno de Leo ya lo estaba mereciendo. No hay un actor que se haya rodeado nunca de tan buenos y renombrados directores, tiene una carrera envidiable, pero lo que es la estatuílla dorada se le estaba resistiendo desde hace bastantes años. Y esta es su oportunidad ante la falta de un rival claro. Para Fassbender otro años será y al paso que va acabará llegando esa ansiada oportunidad.

MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA:
 - Brie Larson, por "La habitación"
 - Cate Blanchett. por "Carol"
 - Jennifer Lawrence, por "Joy"
 - Charlotte Rampling, por "45 años"
 - Saoirse Ronan, por "Brooklyn"
En otras ediciones escaseaban los buenos papeles femeninos, pues muchas películas solo contaban con protagonistas masculinos. Teniendo en cuenta que papeles protagónicos como los que interpretan Vikander y Mara han acabado compitiendo en categoría de Secundaria, podemos afirmar que este año ha sido muy fuerte en cuanto a un cierto "cine femenino". Aún así, la favorita es una muy poco conocida actriz en su primera nominación a estos premios. No hay duda de que Brie Larson es la sucesora de Julianne Moore en este galardón; todo lo demás sería sorprendente.

MEJOR ACTOR SECUNDARIO:
 - Mark Rylance, por "El puente de los espías"
 - Sylvester Stallone, por "Creed: la leyenda de Rocky"
 - Mark Ruffalo, por "Spotlight"
 - Christian Bale, por "La gran apuesta"
 - Tom Hardy, por "El renacido"
Muy pocos creerían hasta hace solo unos meses que un ya senil Stallone iba a ganar un oscar, después de una carrera con dos personajes de leyenda pero muchos truños también a sus espaldas. Nunca se le ha considerado siquiera un actor decente, aunque al menos como Rocky ha sabido sacar su vena más actoral. En "Creed", una especie de reinvención de la saga que le lanzó a la fama, interpreta parece que con mucho acierto a Rocky al final de su vida. Un papel que le ha puesto en la órbita de los oscar décadas después de postular como actor y guionista de la primera y sorprendente entrega. Únicamente la resistencia de los académicos a premiar a  un actor tan discutido puede hacer que no suba a recoger el premio, y la posibilidad existe y está personificada casi al cien por cien en la figura del teatral actor británico Mark Rylance, ganador del BAFTA por esta película.

Alicia Vikander, espectacular


MEJOR ACTRIZ SECUNDARIA:
 - Rooney Mara, por "Carol"
 - Jennifer Jason Leigh, por "Los odiosos ocho"
 - Alicia Vikander, por "La chica danesa"
 - Kate Winslet, por "Steve Jobs"
 - Rachel McAdams, por "Spotlight"
Como ya señalé, Vikander y Mara realmente son protagonistas en sus respectivas películas. Factor éste de importancia para que al final la actriz de "La chica danesa" o la magnífica "Un asunto real" se lleve el gato al agua. Ha sido el año de explosión de la actriz nórdica, aunque no le falten competidoras como una impresionante Rooney Mara o una Kate Winslet que vuelve al radar de estos premios tras ganar en 2009 por "El lector". Y ojo con Winslet que ya consiguió el Globo de Oro y el BAFTA por este papel.







MEJOR GUIÓN ORIGINAL:
 - "Spotlight"
 - "Del revés"
 - "El puente de los espías"
 - "Straight Outta Compton"
 - "Ex Machina"
El film sobre la investigación periodística de los delitos cometidos por sacerdotes católicos en Boston parece el mejor posicionado para llevarse este premio. Una película muy bien valorada por la crítica y donde además de su extenso reparto se destaca mucho el interés de la historia que cuenta. Quizás el premio de consolación para una película que ha llegado con la lengua fuera después de su exitoso paso por los mejores festivales del mundo. La única alternativa que veo sería la nueva y celebrada película de la factoría Pixar.


MEJOR GUIÓN ADAPTADO:
 - "La gran apuesta"
 - "La habitación"
 - "Carol"
 - "Marte"
Ennio Morricone en pleno concierto
 - "Brooklyn"
Ante la ausencia del guión de Tarantino para "Los odiosos ocho" parece una categoría algo abierta entre varias opciones. A destacar el guión de la última película de Todd Haynes, pero ante la infravalorización de esta cinta en las nominaciones mi apuesta va para "La gran apuesta", y valga la redundancia; aunque me temo que esté apostando a caballo ganador.


MEJOR BANDA SONORA:
 - "El puente de los espías", de Thomas Newman
 - "Carol", de Carter Burwell
 - "Sicario", de Jóhann Jóhansson
 - "Star Wars: El despertar de la fuerza", de John Williams
 - "Los odiosos ocho", de Ennio Morricone
La siempre polémica categoría de Música Original trae dos clásicos (bueno tres, si metemos en el mismo saco al multinominado también Thomas Newman). En cualquier caso todos los planetas se ha alineado para que este año sea el del oscar de Morricone (ya tiene uno honorífico, paradójicamente). Por una partitura muy menor el compositor de obras como "Érase una vez en América", "La misión" o "Cinema Paradiso" se va a llegar la estatuilla a su casa ante un auditorio rendido a su talento. Debía haberlo ganado por uno de sus más icónicos trabajos, pero así son estos discutidos premios...


lunes, 8 de febrero de 2016

Va por ti, papá

Nunca voy a olvidar las últimas Navidades. Unas fiestas, se considera, para estar en familia, unos días especiales donde se atiborra uno a comida, a turrones y a polvorones y donde felicitas las fiestas incluso a gente que apenas conoces o a quienes no acostumbras a saludar el resto del año. Así son esos días. El espíritu humano sufre una pequeña y forzada transformación de la que todos en cierta medida somos partícipes.

Pero pocas Navidades he tenido yo en esta ocasión. Se han multiplicado los viajes a casa y los momentos de estar contigo en el hospital, papá. Muchos ratos de estar pendiente del teléfono, de los horarios de las comidas, de las visitas del doctor, y siempre con el ánimo positivo de que todo iba a salir bien, de que aunque con paciencia iban a acabar dándote el alta. Pero no pudimos hacer nada por ti. Hubo algo que se complicó en exceso y ya no hubo vuelta atrás.

Quien hubiera dicho, sobre todo a pocos días de ingresar en el hospital, que nunca más ibas a salir de aquella pequeña habitación. Aunque el susto latente y el respeto que da un lugar como aquel no nos bajó la moral en exceso, estábamos preocupados por ti. Nunca nos habíamos visto en una igual y sabíamos que algo no estaba bien en tu cabeza desde hacía no mucho, papá, pero seguías siendo el mismo, con tu sentido del humor, tus reproches y sobretodo tu fortaleza. Los tres sabemos que pasaste por un gran calvario de situaciones y que nunca te viniste abajo aunque cada día fuera un capítulo distinto de un largo serial televisivo; y no solo eso, sino que ibas superando esos contratiempos poco a poco, con el paso de los días,  mentalizado de que a tu edad las cosas de la salud son más complejas y requieren tiempo.

Creo que nunca he hablado contigo tan largamente como aquellos días en la 121. Me comentabas que habías vendido las viñas, tu divertimento -y estabas extraordinariamente contento por ello-, me hablabas con dulce recuerdo de tus años en Michelin -especialmente los primeros años cuando aquellos franceses tan amables coincidieron contigo en Aranda y luego en Vitoria-, de lo que disfrutabas esos paseos mañaneros hasta la ermita de San Pedro, de tu super-mini-radio que te llevabas a caminar todos los días... En todo demostrabas estar en paz contigo mismo y con los demás; ¿qué sentido tenía refunfuñarse ahora? También me dabas consejos, como que tratara de vender mi plaza de garaje o que tirara cosas que tenía por casa para no almacenar enseres que no utilizo. Y recuerdo también que me dijiste que en el fondo no te gustaba Candás (ahora me acuerdo mucho de ese detalle).

Pero poco después y de repente dejaste de ser tú mismo aquella tarde del 4 de enero. Ahí ya empezamos a perderte. No nos hacías caso y te enrocabas en doblar y doblar y volver a doblar toallas y sábanas pero siempre con esa cara de niño bueno que es enteramente feliz al usar su juguete favorito. Tampoco te apetecía comer, y eso sí que nos preocupaba ya demasiado. Estabas desistiendo de vivir. Nunca hubiéramos imaginado que aquella cama al lado de la ventana de la persiana rota era tu destino final, el de tu último aliento. Pero al menos tuviste el bonito detalle, papá,  de decirme adiós diez minutos antes de que comenzara el día de mi cumpleaños.

Es paradójica la vida. Hacía precisamente 38 años que yo había venido a este mundo a pocos metros de esa cama tuya y ese mismo día te ibas de él sin hacer ruido, sin espasmos, de manera suave y hasta sencilla. Y allí estábamos mamá y yo para estar contigo en ese momento porque siempre estuvimos pendiente de ti, dándote nuestro cariño y nuestro apoyo pese a que ya no nos reconocieras ni comprendieras lo que te decíamos. Pero siempre pensé que en el fondo me escuchabas e incluso pude expresarte literalmente y aunque fuera por una vez en la vida que te quería. Me quedo con eso.

La jornada siguiente la pasé tranquilo, aliviado, porque sabíamos que ese día negro iba a llegar. Toda la familia ha sido un ejemplo de aprecio y cariño hacia ti y hacia nosotros desde que ingresaste. Ni una mínima queja, solo agradecimientos eternos. Ha sido duro este proceso pero tratamos de superarlo, papá. Tu espíritu queda entre nosotros y en los lugares que más disfrutabas: el monte, la casa del pueblo, nuestro barrio... Ahora estamos aprendiendo a vivir sin ti, pero teniéndote presente y sintiéndote cerca. Nadie ha dicho que vaya a ser fácil, en especial para mamá. Y aunque nunca tuve contigo una gran conexión y a veces discutíamos por diversos asuntos, entendiste muy bien que me fuera de casa a vivir mi vida, me ayudaste sin dudarlo cuando compré mi piso y con el tiempo supiste renunciar a lo que querías que yo fuera dejando paso a lo que yo quería ser. Y estoy completamente seguro de que sentiste mi afecto y mi amor aquellos días tan complicados para todos.

Es el momento de afrontar tu pérdida con positividad. Tu final fue el menos malo porque podía haber sido mucho peor por el sufrimiento que hubiera ocasionado para todos, alargando un letargo inexplicable. No querríamos haberte visto así ni a ti te hubiera gustado acabar de aquella manera. Cada vez que paso junto al hospital me fijo en aquella ventana tuya y no puedo remediar pensar que la vida es muy injusta con demasiada frecuencia. Tú ya no volviste a salir de allí. Pero es hora de valorar lo importante que has sido en nuestras vidas y de que pese a lo mucho que te vamos a extrañar es momento de seguir con fuerza hacia adelante porque eso es  lo que a ti te hubiera gustado. Como decía el personaje de C.S.Lewis (Anthony Hopkins) en la muy británica Tierras de penumbra  "El dolor de ahora es parte de la felicidad de entonces. Ese es el trato". Y estamos dispuestos mamá, David y yo a que sigas estando orgulloso de lo que somos allá donde te encuentres. Papá, TE RECORDAREMOS SIEMPRE.