lunes, 2 de abril de 2012

Berlín y la síntesis del siglo XX

Mi reciente viaje a Berlín me ha desvelado una ciudad moderna y en rápida transformación. No es una urbe monumental, sino una ciudad que ha sabido sobreponerse a su turbulento pasado para seguir mirando hacia adelante y sin ningún tipo de complejos.

Es, de nuevo, la capital de Alemania desde 1991 y como tal ahora ejerce, pero ha tenido que superar dos sangrientas guerras mundiales y la división de su casco urbano en dos ciudades (literalmente) y en 2 estados a lo largo del s.XX. La huella de ello se ve, pero los berlineses han aprendido a olvidar rencores para ser, ya para siempre, una única ciudad.

Realmente apenas percibí la división económica y urbana que se plasmó en la capital alemana durante 28 años (los años de permanencia del muro). Quizás para ello tuviera que haber ido a los barrios obreros del extrarradio, pero más allá del tranvía y su cableado del Berlín Este uno no adivina con facilidad en qué parte de la ciudad se encuentra. Supongo que equilibrar la balanza económica y social habrá costado lo suyo y que incluso la mentalidad de la gente no habrá cambiado de un día para otro, pero mi desconocimiento absoluto del idioma alemán igual me ha impedido saber más sobre este tema tan interesante. Yo, me dediqué a ver y fotografiar, y todo ello para poder luego contarlo.

Antes de nada hay que decir que Berlín quedó prácticamente destrozado por los bombardeos de la 2ªGM, así que nadie espere ver edificios de la época imperial o anterior; la Puerta de Brandemburgo, con todo su rejuvenecimiento reciente, es a buen seguro lo más viejo que queda. El Reichstag (el Parlamento) es imponente, pero a mí esa cúpula no me convence del todo y ya sabemos todos que a los alemanes eso de la estética les importa un pimiento y si no basta un viaje a Berlín para comprobarlo. El alemán es, ante todo, un ser funcional.

Deslumbra acercarse a la zona de Potsdamer Platz, un área de negocios supermoderno y de altísimos edificios donde hasta hace sólo unos años había un gran socavón herencia de la 2ªGM. Hoy en día recibe todo el lujo que rodea a la Berlinale en el frío mes de Febrero. Muy cerca de allí se haya el núcleo duro del Nazismo: el área de los desaparecidos edificios ministeriales de Hitler y el lugar que ocupó el centro de control de la Gestapo y las SS. Hoy hay en su lugar una muy interesante exposición gratuita sobre el Nacionalsocialismo y  su programa de exterminio; su visita lleva su tiempo y bien merece un detenimiento.

Por esa misma zona pasaba el muro que dividió la ciudad. Un muro que era no sólo físico sino también mental y que hoy podemos ver en algunos pequeños tramos mal conservados o en el suelo por medio de una línea marrón. Estar en Berlín es preguntarse constantemente qué lúcida mente pudo idear tan semejante barbaridad, pero lo que queda claro es que la construcción del muro en Agosto de 1961 es la constatación del complejo de inferioridad de la RDA, aquel estado que quería ser el escaparate a Occidente de las bondades del Comunismo.

Más allá de considerarse una de las ciudades de Europa más recomendables para "ir de museos" (en una misma isla hay unos cuantos de arte antiguo) lo que verdaderamente hace atractiva esta ciudad es el reflejo que la historia reciente ha tenido en su entramado urbano. Hablar de Berlín es hablar de los crímenes del Nazismo y de la Guerra Fría que aquí más que en otro sitio tuvieron su protagonismo. Ya he dicho que todo lo relacionado con el muro es interesante, pero también es verdad que cualquier anécdota relacionada con el régimen dictatorial de Hitler puede poner los pelos de punta, como por ejemplo visitar el lugar donde se encontraba el búnker del führer, hoy sólo un solar de tierra donde aparcan los coches.

La puerta de Brandemburgo es un espacio remozado. Hasta hace 20 años sólo había una explanada, una puerta muy deteriorada y  un muro justo delante. Hoy viste sus mejores galas y allí hay hoteles, embajadas y lujosas tiendas de ropa. Es el monumento representativo de  la reunificación alemana que allá por 1990 sorprendió al mundo.


Casi todo el casco histórico berlinés cayó del lado comunista, con lo que se produjo su abandono. Para deslumbrar al Berlín capitalista las autoridades comunistas levantaron muy cerca del río la torre de la televisión (Fernsehturm), que se puede ver desde cualquier punto de la ciudad. Pero hoy toda esa zona es un hervidero de luz, franquicias, restaurantes y trasiego de gente donde fluye el capitalismo tanto o más que en el lado oeste de la ciudad.

Recomiendo acercarse a Potsdam para buscar tranquilidad y disfrutar de la estampa que ofrecen sus jardines y palacios de la época prusiana. El entorno del palacio de Sanssouci es encantador y el núcleo histórico de Potsdam está muy bien conservado. Es la ciudad de los reyes, el lugar donde descansaba la Corte a la orilla de sus lagos y también el lugar donde se tomó la decisión de desgajar Alemania y Berlín en 4 sectores de ocupación aliada, el origen de lo que después fue la escisión del país en dos.

Pero si hay algo que recomiendo por tener tantísimo significado es visitar el Campo de Concentración de Sachsenhausen. Situado al norte de la capital fue un campo de exterminio modelo en su momento por su planta triangular. De 1936 a 1945 por allí pasaron hasta 200.000 personas  y cuenta con pequeñas exposiciones temáticas que ayudan a comprender la importancia del lugar y el programa de exterminio de los nazis. Destacaría la exposición que hay en uno de los barracones dedicada a la vida cotidiana de los judíos recluídos. También resulta escalofriante visitar el barracón de las celdas de castigo, con sus pequeñas camas y los retratos de los prisioneros que allí fallecieron. Y si uno tiene buen cuerpo nada mejor que adentrarse en la sala de autopsias o el depósito de cadáveres que hay en el subsuelo, un lugar de un frío ciertamente aterrador.

El silencio de Sachsenhausen ayuda a entender lo que supuso el Holocausto y también tiene inversa relación  con la manera de ser del alemán del siglo XXI. Una sociedad moderna que parece haber aprendido de los errores del pasado para convivir y eliminar para siempre aquellos fantasmas que la llevaron a su fragmentación durante casi 50 años.



4 comentarios:

  1. Mucha gente me ha recomendado Berlín para visitar por su aire moderno. Incluso he leído en algún reportaje que sería la capital cultural del siglo XXI. Algún año lo visitaré, aunque todavía está muy reciente los retazos de la II Guerra Mundial, especialmente en la cultura alemana.

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  2. Se puede considerar ejemplar la manera en que ese país ha logrado rehacerse, pero no sé a qué precio porque tengo entendido que el Este del país tiene más paro y unas infraestructuras más anticuadas (el metro de Berlín no es el más moderno que haya visto). Es curioso como un país con un déficit democrático tan importante tradicionalmente (Bismarck, luego Weimar y el Nazismo, por ponerte algunos epígrafes) ha "aprendido" de los palos que le ha dado la historia para ser hoy un día bastante ejemplar en casi todo, tanto que estamos a punto de convertirnos en un consulado alemán (y si no basta ver las noticias de ayer)
    Y por supuesto, no tiene nada que ver su cultura con la mediterránea de criticarlo todo pero si me puedo beneficiar mejor que mejor. Eso sí se nota.

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  3. Gracias por el paseo Rodri, lo vi esta tarde en el facebook y entre que no sabía de este rinconcillo tuyo, me ha encantado y he estado leyendo muchas reseñas, enhorabuena¡¡ los pondría todos juntos y los editaría en un librito para vendértelos en la librería. Un abrazo fuerte.
    Óscar

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  4. Gracias Oscar. Habrá que tomar nota de tu idea, verdad?

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